El doctor Rodolfo Rozzi fue, para mí, uno de esos seres. Como un recuerdo a su memoria investigué acerca de su vida y es mi deseo compartirlo para que su presencia persista.
Dr. Rodolfo Oscar Rozzi |
“Corría el año 1944, por allá por el mes de octubre, a fines, cuando al llegar un sábado por la mañana a la Asistencia Pública de La Plata, alrededor de las 8 de la mañana, el telefonista que hacía a la vez de portero, me dio un mensaje, camino al vestuario donde nos cambiábamos, poniéndonos la ropa de fajina, zapatos viejos, pero cómodos (no nos íbamos a descalzar en 24 horas), unos pantalones blancos de brin, frescos, una pechera también blanca y, por supuesto, delantal blanco. El mensaje era que el director, Dr. Mallo quería verme. Terminé de cambiarme y subí porque el despacho del director estaba en el segundo piso.
Llamé suavemente y oí el correspondiente: Pase; me encontré frente al jefe, quien, previo un carraspeo suave me dijo: Usted sabe, doctor, que el Dr. Zerillo, intendente de La Plata, ha decidido que todos los empleados públicos de su intendencia deben afiliarse al partido político que el Coronel Perón está organizando en el país. Pasando por alto que Zerillo no era doctor, le contesté respetuosamente, pero con cierto aire de suficiencia: Mire, doctor, los practicantes de esta casa, enterados por rumores de que algo así podría ocurrir, se reunieron y decidieron por unanimidad, no transigir y pusieron a disposición de la Comisión que dirigía la Asamblea, sus renuncias.
Sí -me dijo el doctor Mallo- estoy enterado, pero como esta es una decisión que viene de la Intendencia, no puedo dejar de cumplirla. Por otra parte, todos sus compañeros -y diciendo ésto se inclinó hacia un costado del escritorio, abrió un cajón y sacó un voluminoso legajo que puso sobre el escritorio– aquí están todas las afiliaciones del personal de la casa, incluyendo a los practicantes; sólo falta la suya; puede verlo si quiere.
Decir lo que sentí, es imposible. Debí ponerme colorado porque una sensación de fuego me inundó, sobre todo, la cabeza. Me quedé como mareado. Debí estar unos segundos así. Y sin decir palabra, dí media vuelta y me fui. Volví al dormitorio, me descambié y regresé a mi casa. Jamás volví a pisar la Asistencia Pública; ni siquiera a cobrar.
Una mañana, diez o doce días después, mientras estaba trabajando en mi tesis, un hombre, ya mayor, llamó a mi casa y al atenderlo se suscitó el siguiente diálogo: ¿Es usted el Dr. Rozzi que dejó la Asistencia Pública hace unos días? Sí, señor. Bueno, yo soy Juan Areta y tengo dos hijos médicos instalados en el interior, uno en Córdoba y el otro en Corrientes. Ambos tienen pequeños sanatorios que atienden personalmente. El que está en Córdoba necesita un reemplazante porque va a viajar a Corrientes y yo venía a ofrecerle el cargo a usted que está disponible. El lugar es la localidad de Morteros en la provincia de Córdoba, al norte de San Francisco. Es una población de unos diez mil habitantes, muy linda y agradable.
¿Cómo iba a sospechar yo, que ese viejo me estaba abriendo y mostrando el futuro?
Por supuesto que le dije que sí. Me dio los datos e indicaciones del caso, así como la ruta a seguir y quedamos convenidos que la semana entrante viajaría.
Y así fue Rodolfo Oscar Rozzi”.
(Material proporcionado por un familiar del doctor Rozzi)
Algo de su biografía
Rodolfo Oscar Rozzi nació en la ciudad de La Plata, el 14 de enero de 1919, hijo de Pedro Rozzi y de María García.
En 1939 ingresó a la Facultad de Medicina de La Plata; gozó de exención de derechos arancelarios por notas sobresalientes.
En 1942 fue director principal de la Cátedra de Anatomía Descriptiva, por concurso.
En 1944 obtuvo su título de Doctor en Medicina a los 26 años de edad.
Currículo personal
1939: Ingresó a la Facultad de Medicina de La Plata.
1940: Logró la exención de derechos arancelarios por notas sobresalientes.
1942: Lo nombraron director principal de la cátedra de anatomía descriptiva (por concurso), Profesor Dr. Rómulo Lambre.
1943: Colaborador (firman el trabajo) del relato del Profesor Lambre, al congreso de anatomía de Córdoba titulado: Lóbulo de la vena ácigos.
1943: Practicante ad-honorem de la sala 3ª del Policlínico de La Plata. Jefe: Profesor Luid F. Cieza Rodríguez.
1944: Practicante por concurso de la Asistencia Pública de La Plata.
1944: Médico.
1945: Doctor en medicina. Tesis “Articulación de la rodilla. Consideraciones sobre la ontogenia, filogenia y fisiología”.
1946: Ingresó como agregado al Hospital de Morteros, provincia de Córdoba.
1947: Médico del Dispensario de Morteros.
1955: Médico jefe del servicio de cirugía del Hospital de Morteros (resolución con aprobación ministerial) del director Dr. A. Sandler.
1962: Cirujano por concurso del Hospital de Morteros.
Cursos de cirugía en el "Rawson", Hospital Alvear, Hospital Córdoba, Hospital Privado y otros. Concurrencia a congresos y jornadas. Miembro de la Sociedad de Radiología y Medicina Nuclear de la Provincia de Córdoba.
Antecedente gremiales
1947: Miembro fundador y primer secretario del Círculo Médico de Morteros.
1948: Delegado por la Confederación Médica Argentina a la primera paritaria que hizo el gremio con la compañía de seguros.
1949: Delegado por el Círculo Médico de Morteros para la fundación de la Federación Médica de Córdoba.
1952 -1969: Presidente del Círculo Médico de Morteros.
Varias veces delegado a la federación, a la confederación, a jornadas gremiales y otros.
1997: Integrante de la Junta Municipal del Patrimonio Cultural de la Ciudad de Morteros, creada por decreto 225/97.
Educación
"Doctor Rodolfo Oscar Rozzi: Una institución dentro de otra institución" (Fragmento extraído del libro Una Senda Educativa).
“Toda una trayectoria de vida; médico de profesión, apasionado luchador por la educación, especialmente en el nivel medio. Se unió a aquellos hombres probos que a la vanguardia del crecimiento de Morteros, fundaron una escuela para adolescentes que les permitiera abrir nuevos horizontes.
Fue parte de los cimientos, los pilares, la estructura y la energía del Colegio Nacional Mixto Morteros y Sección Comercial Anexa -IPEM N° 286- ex Instituto Domingo Faustino Sarmiento.
De baja estatura, caminar lento y seguro, transitó las aulas de aquel viejo edificio ubicado en calle Marconi, siendo muy joven. Comenzó a trabajar como docente dictando cátedras de Geografía. Asumió la responsabilidad de conducir los destinos del establecimiento en el año 1952 por la renuncia del rector, Dr. Elvio Bertorello, y lo hizo durante más de cuarenta años, ejerciendo, además de su profesión como médico, los dos cargos: docente y rector al mismo tiempo”.
(Sugiero completar la lectura si se dispone del libro arriba mencionado)
Apareció en mi vida
“Yo tenía 5 o 6 años...Varicela, sarampión... una de esas comunes enfermedades me daba algunas ventajas, por ejemplo, disponer de la cama de mis padres, ser el centro de atención y otros privilegios.
Un movimiento extraño y la aparición del doctor Areta, el médico de la familia, que esta vez venía acompañado por un joven que no conocía. Después me enteré que era quien lo reemplazaría. La aparición y la novedad no fueron de mi agrado. El tiempo no me daría la razón.”
Mi adiós al doctor
El 2 de febrero de 2005 fui a decirle mi adiós. Entre sollozos le expresé:
"Doctor Rozzi:
Ayer al mediodía fui a despedirlo. Lloré ante el cajón que contiene su cuerpo. Por primera vez estuvimos en silencio. Mi querido maestro y doctor estaba mudo; creo que en esta oportunidad escuchando al Dueño y Hacedor de cuerpos y almas. ¿Quién me hablará de Borges, intentará iluminarme con el descubrimiento de escritores que sólo usted y algunos pocos (creo en mi ignorancia) encontraron y no por casualidad sino por avidez?
Por esas cosas raras que tiene la vida, hay un recuerdo de mi niñez que hoy rescaté: tendría cinco o seis años cuando por una enfermedad de esas infantiles, llegó a mi casa como médico; y ahí se quedó. Mi padre, que lo admiró mucho, mi madre, que le confió su vida, la de mi hermana y la mía, aprendimos a amarlo y a confiar en sus diagnósticos precisos, productos de su experiencia y sabiduría. De ahí en más no nos abandonamos mutuamente.
Fue nuestro médico de cabecera, generoso, que siguió visitando nuestro hogar tantas veces como hizo falta.
Fue mi profesor en primer año, el rector de mi colegio, el impulsor de mis lecturas. No pude evitar que sus ideas influyeran en mí
Quedan los diálogos personales, las charlas por radio y televisión, su recuerdo querido y un retrato que alguien dibujó y debajo de él, con su escritura, esta frase: “No conozco el secreto del éxito, pero sí el del fracaso de intentar complacer a todos”. Voltaire ( y yo).
Hasta siempre, querido doctor. Que Dios lo reciba en su seno."
Esto es apenas un resumen dedicado al recuerdo de una persona, para mí, importante e influyente en el medio. Creo, sinceramente, que es merecedor de una evocación. Con ese objetivo lo hago.
Mary Pieroni
E-mail: marypieroni@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja aquí tu comentario o consulta. Gracias.