martes, 20 de diciembre de 2011

Rebelión en la granja

Escuchamos o leemos, en reiteradas ocasiones, acerca de la obra Rebelión en la Granja; el término orwelliano, que deriva del nombre del autor, es muy utilizado. He aquí un modesto resumen de la obra y del escritor que la concibió. Dibuja, magistralmente, los peligros derivados del poder; sus excesos cuando no se le pone límites.

     Eric Arthur Blair, autor de "Rebelión en la Granja", utilizó en sus obras el seudónimo de George Orwell. Nació en Motihari (India) el 25 de junio de 1903 y murió el 21 de enero de 1950 en Londres. Luchó contra el imperialismo británico, los totalitarismos nazi y estalinista y a favor de la justicia social. En su última obra: 1984, crea el concepto de Gran Hermano como uno de los métodos actuales de vigilancia.

     Para entender “Rebelión en la Granja” es necesario  ubicarnos en el contexto del mapa político de la época en la que fue escrito.

    En Alemania el poder se concentraba en Hitler; Churchill representaba, desde Inglaterra, a un grupo de países; Stalin, un gobernante sanguinario, estaba a la cabeza de la Unión Soviética, como sucesor de Lenin y continuador de la revolución bolchevique.

     Orwell utiliza a los animales para representar conductas humanas: los borregos no piensan, los perros son crueles, los caballos, trabajadores.

     Esta novela es una sátira que ubica en la escena de una granja a un conjunto de animales que, cansados del trato de los humanos, los desalojan y constituyen un gobierno propio que, con el correr de los días se transforma en una dictadura feroz.

     Pretende y logra ser una ironía acerca de la corrupción que imperó en la Rusia socialista de los tiempos donde gobernó Stalin.

     Es una obra profunda en la que, de manera natural, se analiza la corrupción que genera el poder.

     La  idea central data de 1937, pero su redacción recién finalizó en los últimos meses de 1943. El libro fue editado por primera vez en agosto de 1945, después de haber sido rechazado el original por cuatro editores el año anterior. El prólogo fue descubierto en un manuscrito en 1971.

     En su prólogo “La Libertad de Prensa”, el escritor defiende el derecho a la libertad de expresión: “Supongo que cada cual tiene derecho a exponer su propia opinión”. Cita a Voltaire al transcribir su pensamiento: "Detesto lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo”.

     Esta alegoría se inicia con una reunión en la cual los animales analizan la situación de maltrato en la que viven por culpa de los hombres a quienes, por votación, declaran que son sus enemigos. “Todo lo que camine sobre dos pies es un enemigo. Lo que ande en cuatro patas, o tenga alas, es un amigo”.

     El siguiente paso, después de desalojar al granjero, es instruirse y titular al lugar como “Granja de los Animales”. El  movimiento posterior es la redacción de los “7 Mandamientos”, una especie de constitución en la que están señaladas las reglas que los regirán. “Snowball tomó un pincel entre los dos nudillos de su pata delantera, tachó 'Granja Manor' y en su lugar pintó 'Granja Animal'. Esos siete Mandamientos serían inscritos en la pared; formarían una ley inalterable por la cual deberían regirse en adelante todos los animales de la 'Granja Animal”.

     Al principio las cosas van bien; todos son felices; se sienten libres y ricos. Aparece el liderazgo de los cerdos que controlan todo y que, poco a poco, caen en el abuso del poder: lo mejor es para ellos y siempre tienen una excusa que los justifica. “-Camaradas- gritó-, imagino que no supondréis que nosotros los cerdos estamos haciendo esto con un espíritu de egoísmo y de privilegio. Nuestro único objeto al comer estos alimentos es preservar nuestra salud. Nosotros, los cerdos, trabajamos con el cerebro".

     Logran resistir el ataque del granjero, quien busca recuperar la granja. Se reparten medallas a quienes lideraron la defensa. “Los animales decidieron, unánimemente, crear una condecoración: 'Héroe Animal, de Primer Grado', también se creó el de 'Héroe Animal, de Segundo Grado".

     Pero las cosas empeoran ya que el descontento es cada vez mayor. Hay animales que huyen, otros que discuten, se roban las ideas, utilizan a los perros como guardias a favor de los líderes. Poco a poco uno de ellos se convierte en dictador. “Toda la Granja estaba muy dividida en el asunto del molino de viento. Los animales se agruparon en dos facciones bajo los lemas: 'Vote por Snowball y la semana de tres días' y 'Vote por Napoleón y el pesebre lleno'. “Napoleón, con los canes tras él, anunció que desde ese momento se habían terminado las reuniones de los domingos por la mañana. En el futuro todas las cuestiones relacionadas con el gobierno de la granja serían resueltas por una comisión especial de cerdos, presidida por él”.

     Llega la etapa de echar culpas por aquello que no sale bien. Los humanos odian a la granja, pero se valen de ella y los cerdos comienzan a comportarse como humanos en contradicción con los “7 Mandamientos” que ellos mismos habían redactado y que van modificando de acuerdo con sus conveniencias. "Ningún animal dormirá en una cama con sábanas".

     Todo empeora; hace frío; la comida no alcanza; el líder aumenta su poder y su abuso; se profundizan las prohibiciones; se inventan traidores para desviar la atención hacia quienes son los verdaderos responsables de la situación. Los perros son enviados para matarlos. “Antaño hubo muchas veces escenas de matanza igualmente terribles, pero a todos les parecía mucho peor la de ahora por haber sucedido entre ellos mismos”.

     Cuantas más dificultades hay, mayor es la dictadura. Los cerdos comienzan a beber alcohol que solicitan a los humanos. “Los animales se alarmaron al oír que tres gallinas confesaron haber tramado un complot para asesinar a Napoleón. Fueron ejecutadas inmediatamente y se tomaron nuevas precauciones para la seguridad del Líder. Los cerdos hallaron una caja de whisky en el sótano de la casa. Ahora el mandamiento indicaba 'Ningún animal beberá alcohol  en exceso".

     Aquellos que se enferman por agotamiento se los sacrifica, aunque a los demás se les dice que son enviados a curarlos. “Algunos animales notaron que el furgón que trasladó a Boxer llevaba la inscripción: 'Matarife de caballos', y sacaron precipitadamente la conclusión de que ése era en realidad el destino de Boxer”.

     Transcurre el tiempo; los animales se renuevan; el poder usa un látigo para controlar y ordenarlos. Ya nadie recuerda los “7 Mandamientos”; sólo queda uno, pero modificado: “Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”. Humanos y  cerdos beben juntos; nada distingue a éstos de aquellos ya que los segundos se sienten superiores al resto de los animales.

     En definitiva, esta alegoría da cuenta de que está demás bregar por las ideas revolucionarias y de igualdad si no se pone límites al poder, ya que, constantemente acecha la corrupción y transforma en dictador a quien lo detenta.


Mary Pieroni
E-mail: marypieroni@hotmail.com

Imágenes:
1) Globedia.com
2) Rincóndelvago.com



sábado, 17 de diciembre de 2011

Patrimonio del norte cordobés (3ra. parte)

3) Recorramos el Camino Real


Por el Camino Real transitaron las tropas españolas que representaron a la Corona Española bajo el mando del fundador de Córdoba, Don Jerónimo Luis de Cabrera. Bajaron desde Lima pasando por Santiago del Estero, Oratorio, Sumampa, Río Seco, Tulumba, Totoral, Jesús María y Córdoba, según lo describe el Mapa Etnográfico del Gran Chaco en 1735 (Lozano) y originario de la Universidad del Nordeste.

     Según ese mapa ese fue el recorrido del fundador de Córdoba en 1573 y que luego hubo de recorrerlo de vuelta, pero en condición de preso, cuando Abreu lo lleva a Santiago del Estero en 1574 para morir bajo el garrote de su carcelero atado a los pies de su cama.

     Se conoce con otros nombres al Camino Real: Carril Maestro, Camino de la Historia. Mide, desde Lima a Jujuy: 508 leguas; de La Caldera (Salta): 579; Hornillos (Tucumán), Giménez (Santiago del Estero): 703 leguas, y llega a Las Piedritas (Córdoba): 783 leguas.

     Comenzamos el recorrido en Sinsacate o Guanusacate (hoy Jesús María). Hacia el sur se llegaba a  Ministalalo (cerca de Río Ceballos) y desde ahí se arribaba a la ciudad de Córdoba.

     La Posta de Sinsacate es la más conocida de todas las postas del norte cordobés, ya que ha sido restaurada y declarada monumento histórico nacional en el año 1941. Continuando el Camino Real hacia el norte se encuentra el paraje de Barranca Yaco, de triste fama por ser el lugar donde sufriera la emboscada y asesinato el general Facundo Quiroga y su comitiva el 16 de febrero de 1835. Este lugar ha sido debidamente señalizado; ahí se ha erigido un monolito recordatorio del desgraciado suceso.

     En Barranca Yaco esperaba la partida de Santos Pérez; lo hacía  inquieta y temerosa por el hombre que aguardaba, que aunque casi sin escolta por su valentía, ponía espanto a los conjurados. Facundo regresaba de Santiago del Estero comisionado por Rosas para dirimir la disputa de los gobernadores de Salta y Tucumán. Venía Quiroga acompañado por su secretario, el doctor José Santos Ortiz, un negro asistente, dos correos, un postillón y un niño. En Barranca Yaco se detuvo la galera de Quiroga y los hombres de Santos Pérez le obstruyeron el paso. Quiroga, asomado por la ventanilla preguntó "¿Qué significa esto?", recibiendo por respuesta un balazo que le quitó la vida. Su comitiva fue igualmente sacrificada. El hecho ocurrió el 16 de febrero de 1835.

     "Ramón J. Cárcano afirma que el principal responsable sería Estanislao López. Respecto a los Reynafé no queda duda que ordenaron el hecho, sea que procedían por iniciativa propia o por sugestión de otro".

     De Barranca Yaco se continúa por camino de tierra a la Posta Los Talas. Con la llegada del ferrocarril en 1873 se fundó allí la actual localidad de Sarmiento. Como testimonio del antiguo casco de la estancia quedan allí sus ruinas, a pocas cuadras del centro de la población, hacia el oeste, sobre la ruta que sale en dirección al empalme con la ruta Nº 60 que la cruza y sigue por camino de tierra en dirección a la próxima Posta de Macha. De Los Talas partía el camino hacia Catamarca.

     A unos quince (15) kilómetros se encuentra al costado izquierdo de la ruta, a pocos metros, la Posta El Divisadero. De ella se conservan viejos muros de las primitivas edificaciones, como también un gran árbol de algarrobo que -según los lugareños-, servía de sombra y descanso a los viajeros. Unos kilómetros más adelante, sobre el mismo costado de la ruta 60 se encuentra la pequeña Posta Los Pozos.

     A doce (12) kilómetros al noreste, sobre la actual ruta Nº 9, se encuentra la histórica Villa del Totoral (Cavisacate). Allí se erigió a fines del siglo XVI, la Gran Estancia del Totoral, que en alguna medida fue una de las primeras postas o tambo en el primitivo camino que recorrieron los fundadores de Córdoba. En 1776 y en 1840 tuvo la estancia del Totoral el carácter de posta. Las antiguas instalaciones de la estancia llamada Totoral Grande hace pocos años fueron demolidas impiadosamente, conservándose como una reliquia una parte de la heredad, donde fuera el obraje, y que es conocida como la casa de la "Canchona" ubicada al pie del cerro Totoral.

     Hacia el norte se encontraba la  importante Posta de Macha cuyos orígenes datan del año 1809. Macha fue lugar de paso, posta colonial de remanso y más tarde estación de ferrocarril. Ubicada sobre un ramal del ferrocarril que hacía de nexo entre la línea Córdoba - Deán Funes y Córdoba - Sumampa; permitía unir las provincias del noroeste con las del litoral argentino. Clausurado el ramal ferroviario, hoy Macha permanece apartada de las vías de desarrollo. Su nombre proviene de una tribu sanavirona y fue asiento de una posta ubicada aproximadamente a cuatro (4) kilómetros del antiguo poblado, paso obligado del Camino Real. De la posta queda su historia que cobró fama internacional a raíz del asesinato de Facundo Quiroga en Barranca Yaco, ya que don Marcelo Marques, su propietario, se vio involucrado en el hecho y fue ajusticiado en Buenos Aires, junto a los Reinafé en 1835.

     Macha conserva valiosas construcciones, entre ellas la estación del ferrocarril y dos puentes: el carretero y el ferroviario. Poseen arcos de piedra y ladrillos, típica factura de fines del siglo XIX y principios del XX.

     Unos kilómetros más adelante está el Ojo de Agua cordobés. Es aquí donde Quiroga descansó su última noche, recorrió unos veinte (20) kilómetros y llegó a su destino final. Aún están sus cimientos erosionados de esta vieja posta a la vera del arroyo que por allí cruza.

     Al norte de Ojo de Agua (Córdoba) está la pintoresca y apacible Villa Tulumba, orgullosa de su antigua iglesia de la Virgen del Rosario (1680), hoy santuario. Su templo, construido en estilo románico, es llamado con justicia la Catedral del Norte de Córdoba. El tabernáculo del Altar Mayor de la época colonial es una de las obras en talla más notables en su género. Es obra de los jesuitas de las misiones guaraníes. Se encontraba en la Iglesia de la Compañía de Jesús, en la ciudad de Córdoba, y pasó luego a la Catedral de Córdoba. En 1803 el Obispo Mariano Moscoso, realiza una colecta de plata para construir con ese metal, un altar para la Iglesia Catedral. Como Tulumba fue el que mayor contribución hizo, le fue donado ese tabernáculo. En esta villa nació el granadero de San Martín, José Márquez, quien intervino en el combate de San Lorenzo. Por Tulumba pasó la expedición de Don Jerónimo Luis de Cabrera en 1573, y atravesando el departamento pasaba el Camino Real de Buenos Aires al Alto Perú.

     Otra posta cercana a Tulumba fue la de Intiguasi. El general Gregorio Aráoz de Lamadrid, en sus Memorias, relata la noche que pasó allí, cuando, junto al general Juan Lavalle se dirigían al norte acosados por las fuerzas de la Confederación al mando del general Manuel Oribe, y que sería el viaje definitivo de Lavalle, ya que fue muerto por una partida federal en la ciudad de Jujuy.

     En la actualidad allí se unen las rutas que ligan Deán Funes, Tulumba y San Pedro Norte. Al este de Villa Tulumba está Chipitín, merced que actualmente se conoce como San José de la Dormida, y más al sur Simbolar y Las Peñas.

     Por las postas de Intiguasi, Santa Cruz y San Pedro transitó el Ejército del Norte en su gloriosa Campaña al Alto Perú.

     Al noroeste de Tulumba se encuentra la Villa de San Pedro Norte donde en 1840 se detuvieron los generales Lavalle y Lamadrid camino a las provincias porteñas. La fecha oficial de fundación fue el 20 de diciembre de 1864 con el nombre de San Pedro de Tulumba. En 1930 se inaugura el nuevo templo. La capilla vieja que se encuentra a quince (15) kilómetros de la Villa data del siglo XVI. El santo patrono, el San Pedrito, como lo llaman, se halla en la Capilla Vieja, en la Estancia San Pedro. En Semana Santa y en las Fiestas Patronales, en febrero, sacan al Santo y lo llevan en procesión. La imagen del Santo, construida en yeso, muestra que está sentado en una silla de madera con ropaje blanco y bastón papal. Cuenta la tradición que originariamente el asiento de la silla de San Pedro se construía con trenzas de cuero de vaca o yeguarizo. En el actual río de San Pedro se construyó un embalse.

     Al noreste de San Pedro se encuentra Caminiaga, en las bellas serranías del cordón de Ambargasta, donde la tierra adquiere tonalidades rojizas. Uno de los parajes más importantes sobre el antiguo Camino Real al Alto Perú. Se conservan aún las ruinas de lo que fue el casco principal de la estancia, a pocos metros de la actual plaza, hacia el oeste, y que se conoce como "la sala antigua". La Patrona de Caminiaga es la Virgen de la Candelaria en cuyo honor se construyó una antiquísima capilla (ya existía mucho antes de 1716) que a fines del siglo pasado fue reconstruida. La estirpe de este pueblo pertenece a los descendientes directos de los fundadores de Córdoba; aún conserva su estilo colonial, con una edificación baja no muy compacta, con construcciones de adobe de gran espesor. Durante el mes de febrero, el día de la Candelaria, se realiza la tradicional procesión de la Virgen. El nombre de Caminiaga proviene de tribus de origen sanavirón denominadas Caminiaga.

Cerro Colorado, provincia de Córdoba.
     Si seguimos hacia el este, nos encontramos con el Cerro Colorado, el legado cultural más valioso de la expresión de arte indígena. También se puede arribar a él, por el este, accediendo a través de la ruta Nº 9 (Córdoba - Santiago del Estero), pasando primero por Santa Elena. Las pictografías del Cerro Colorado son famosas no sólo en la Argentina, sino en el mundo entero. Recientemente, la UNESCO -Organismo perteneciente a las Naciones Unidas- resolvió considerarlas como "patrimonio de la humanidad".

     Su ubicación geográfica corresponde a tres departamentos: a Tulumba le pertenece la región de Inti Huasi o Casa del Sol y el cerro Condorhuasi; a Río Seco, el cerro Colorado propiamente dicho; y al departamento Sobremonte, el cerro Veladero.

     Volviendo a la ruta Nº 9 por Santa Elena, si seguimos hacia el norte nos encontraremos con Rayo Cortado y Villa de María de Río Seco.

     Esta última  población fue elevada al rango de villa en 1796 a instancias del Marqués de Sobremonte. Antes de esa fecha  ya existía un pequeño pueblo con una plaza, una capilla y varias casas, que más bien parecía un fuerte, pues se habían construido troneras en los muros del templo y murallas para defensa de los  ataques de los indios abipones (1). Villa de María del Río Seco se fundó oficialmente por disposición del Gobernador Roque Ferreyra, el 25 de mayo de 1858.

     En la época de la Independencia, allí se concentraban las tropas para el Ejército del Norte. La tradición da cuenta que en una antigua capilla que cobijaba a la Virgen del Rosario, su imagen fue robada por un malón de indios. Los vecinos lograron rescatarla y desde esa fecha es conocida como "la Cautivita". Anualmente, en el mes de octubre se conmemora este suceso, con ropaje de gauchos y de indios que realizan un simulacro del suceso. En esta Villa nació el notable escritor Leopoldo Lugones. Su producción literaria fue prolífica; alcanza unos treinta y cinco (35) volúmenes.

     Volvemos a Caminiaga y de ahí hacia el norte hay un sitio, San Francisco Viejo, que si bien no fue posta, sus orígenes son de principios del siglo XVII; se encuentra a la vera del Camino Real. Allí encontró la muerte el caudillo entrerriano Francisco Ramírez. Surgió allí la leyenda de La Delfina, su compañera. Hace poco se erigió en el sector un monolito que recuerda la memoria del caudillo. Leopoldo Lugones escribió: "En la guerra federal y entre esos hombres impíos, perdió la vida Ramírez tirano del Entre Ríos. Le cortaron la cabeza que es lo que voy a contar, cerca del pueblo llamado San Francisco del Chañar... Así acabó el tal Ramírez, quién habría dicho a aquel hombre que lo esperaba ese fin en el pueblo de su nombre".

     A unos ocho (8) kilómetros antes de llegar a San Francisco del Chañar, se encuentra la Posta Las Piedritas. Allí fue tomado prisionero Liniers y parte de su comitiva, y el Gobernador Gutiérrez de la Concha, quienes  fueron luego fusilados en Cabeza de Tigre.

     A continuación y hacia el norte hubo una posta que se conoció con el nombre de El Chañar (funcionaría, por lo menos, desde 1618), que, a partir de 1855 se denominó oficialmente con el nombre de  Villa de San Francisco del Chañar. El árbol de verdor tan particular en su tallo y en sus ramas, de flores amarillas profusas, siempre prevaleció en los nombres que se le dieron a San Francisco del Chañar, de  tierra dura, pedregosa y lamida por el salitre. En 1796, el Virrey Sobremonte funda la Villa de San Francisco del Chañar. En 1855, el gobernador Alejo Carmen Guzmán ratifica el título.

     Por último estaba la Posta Pozo del Tigre, cerca del límite con Santiago del Estero, quince (15) kilómetros al norte de la anterior. Conserva sus antiguas construcciones casi en su estado original. En una de sus habitaciones, en el dintel de una de sus puertas, está grabada la fecha "Año del Señor - 1771", como así también añosos algarrobos que testimonian la antigüedad.

     Nuestro norte tiene que ser el estandarte que marche a la vanguardia de nuestra soberanía cultural, en estos tiempos en que la comunicación masiva de culturas foráneas amenazan hacernos olvidar nuestras tradiciones y nuestra fe.

Mary Pieroni
E-mail: marypieroni@hotmail.com

Mapa de la autora. Imagen del sitio web babiloniahostel.com
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Agregados de Redacción Faro
(1) Abipones 
Los abipones habrían tenido su hábitat en las riberas norteñas del Bermejo inferior; a comienzos del siglo XVIII, adoptaron el uso del caballo y se dedicaron a vivir de la depredación, atacando las estancias y ciudades de los españoles. En ese período los conoció Martín Dobrizhoffer, jesuita austríaco (1718-1791), que vivió entre ellos en 1750-1762 y en su obra De Abiponibus, publicada en 1784 en tres volúmenes, ofreció abundante información. Fuente: www.laeducacion.com


"Cabe agregar que no faltaron hechos de rebeldía en las reducciones por parte de algunos indígenas que huían, guiados por sus caciques, para volver a sus correrías y depredaciones". Fuente: historiaypastoral.blogspot.com


"Los abipones fueron una etnia amerindia, del conjunto pámpido y de la familia lingüística de los guaycurúes, estrechamente emparentados con tobas, mocovíes, pilagás, payaguás y mbayás. También fueron conocidos (del mismo modo que los tobas) como los frentones debido a la manera de rasurarse el cabello hasta la mitad de la cabeza. Su lengua formó parte de la familia lingüística mataco-guaycurú, guardando una mayor cercanía con el mocoví. Habitaban el Gran Chaco, en especial el territorio en la ribera septentrional del río Bermejo hasta el arroyo Malabrigo por el Sur. Eran bravos guerreros, que adoptaron rápidamente el caballo traído por los conquistadores y resistieron la ocupación del Chaco durante siglos". Fuente: es.wikipedia.org


Otra fuente para consultar: scielo.org.ar 



viernes, 16 de diciembre de 2011

Patrimonio del norte cordobés (2da. parte)

El Camino Real
El Camino Real al Alto Perú sobrevive en el Norte Cordobés, donde se mantiene intacto en un amplio sector, conservando fragmentos de su paisaje, villas y parajes con sus nombres originarios y numerosos testimonios arquitectónicos. Un regalo de la historia para los cordobeses y por extensión, para los argentinos y latinoamericanos.


Trayecto del Camino Real al Alto Perú.
Haz clic en la imagen para ampliarla.

El trayecto de este camino en tierra cordobesa (zona norte) partía de la ciudad capital y ascendía en línea recta hasta Jesús María y más adelante Los Talas (hoy Sarmiento), y desde este punto, se abría en dos ramales: la línea Del Este o El Bajo, por Las Peñas, San José de la Dormida, hasta llegar a Villa María de Río Seco, para alcanzar Ojo de Agua, en territorio santiagueño, o bien se elegía hacia el flanco izquierdo o nor-oeste, el que llamamos camino Del Alto, que corría por Divisadero o por Macha, ambos breves tramos que conducían a la posta de Inti Huasi, estratégico cruce de caminos: hacia el poniente a Ischilín, Los Algarrobos (hoy Deán Funes) y más arriba a La Rioja y Catamarca o hacia el este a Villa de Tulumba, según las necesidades del viajero.

     Desde Inti Huasi se alcanzaba Agua del Rodeo (una casa típica colonial rural que está por desaparecer), Santa Cruz, San Pedro, Piedritas, San Francisco del Chañar, Pozo del Tigre, Navarro y cruzando el límite de Santiago del Estero, los caminantes y  arreos descansaban en Portezuelo. A esta última zona se la denominaba Cachi o el Cachi, que en quechua se traduce como "sal".

     Ambos itinerarios eran utilizados por igual, por lo que fueron escenarios de nuestra historia desde el momento en que las expediciones anteriores a la fundación de Córdoba (1573) recorrieron estos parajes. Los historiadores señalan que don Jerónimo Luis de Cabrera utilizó el trayecto Sumampa - Villa de María de Río Seco - Jesús María - Córdoba. Esto es el camino Del Bajo, que hoy, con pocas variantes, mantiene la ruta nacional Nº 9 Juan Bautista Alberdi o Panamericana.

     Se afirma que existió desde antiguo una comunicación entre los comechingones y sanavirones y que hubo un corredor (camino) entre Ojo de Agua, San Francisco del Chañar, Caminiaga y Quilino.

     Las postas o simples hitos señalados en las cartas de viajes están vivos en el paisaje del norte cordobés. En su mayor parte fueron creciendo en pueblos y ciudades, otros, en caminos, resisten al tiempo a través del adobe de sus paredes y sus techos de tejas, y otros techos que se asomaban a este camino que estaba todo el día en movimiento, se borraron en el aire, mientras todo lo que sobrevive de ese ayer riquísimo, espera escuchar de nuevo las voces de otros caminantes.

     La Ley Provincial Nº 7812, tiene como finalidad revalorizar este camino y promoverlo a la categoría de circuito turístico. Esta ley, en plena vigencia, está concluyendo el inventario de sus bienes paisajísticos, testimonios arquitectónicos y actividad artesanal, para ofrecer a propios y extraños, una realidad que bien podemos llamar asombrosa.


Mary Pieroni
E-mail: marypieroni@hotmail.com

Ilustración propia.


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Patrimonio del norte cordobés (1ra. parte)

A este artículo lo hemos dividido en tres partes:

1) Generalidades. Los aborígenes
2) El Camino Real
3) Recorramos el Camino Real.

"Donde no se conserva la herencia de lo pasado, pobre o rica, grande
o pequeña, no esperemos que brote un pensamiento original ni una idea
dominadora". Menéndez y Pelayo.

1) Generalidades
Debemos  defender el Patrimonio Cultural del Norte Cordobés.
Siendo así, este Norte nuestro frente a los imperialismos culturales extranjeros, con legítima altivez puede y debe hacer suyo aquellos versos de Rubén Darío y decirles: "Tened cuidado: vive la América Española... y pues contáis con todo, falta una cosa: Dios".

     Debemos buscar nuestra identidad en el pasado. Los sanavirones habitaron las márgenes del sur del río Dulce en Santiago del Estero hasta el río Primero, en los departamentos Sobremonte, Río Seco, Tulumba, Totoral, Colón, Río Primero y parte de Ischilín, en Córdoba.

     Los comechingones se ubicaron en Traslasierra, Cruz del Eje, Calamuchita, parte de Ischilín (vestigios en Loza Corral: casa del pintor Fernando Fader -la Iglesia de 1706) y Punilla.

     Para conocer la historia del Norte Cordobés tan importante para el país, es necesario saber acerca del Camino Real.

     Partía de la ciudad de Córdoba, seguía por Jesús María, Los Talas (Sarmiento) y ahí se dividía en dos ramales:
  • el del Este (del Bajo) continuaba por Las Peñas, San José de la Dormida, Villa María del Río Seco, Ojo de Agua;
  • el del Noroeste (del Alto) pasaba por el Divisadero o por Macha, Posta Inti Huasi y hacia el oeste: Ischilín, Los Algarrobos (Deán Funes), La Rioja, Catamarca, y hacia el este; Villa Tulumba, Inti Huasi, Agua del Rodeo, Santa Cruz, San Pedro, Piedritas, San Francisco del Chañar, Pozo del Tigre, Navarro, límite con Santiago del Estero, Portezuelo (Cachi).
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Los aborígenes
La Compañía de Jesús enarboló un proyecto social, político y religioso cuyos enunciados eran la justicia y la igualdad entre los hombres, llevando como consigna "Para una mayor gloria de Dios". Las estancias jesuíticas en Córdoba fueron diseñadas para generar los recursos destinados al sostenimiento de la orden, su obra evangelizadora y sus instituciones educativas.

     Los  aborígenes cordobeses pertenecían a la periferia del imperio incaico y su cultura tenía un desarrollo con ciertas limitaciones; además, su población cayó abruptamente debido, entre otras cosas, a las enfermedades traídas por el europeo, contra los cuales no tenían defensas inmunológicas, y a los excesos provocados por los trabajos forzados de los encomenderos.

     Los sanavirones vivían en chozas tipo "rancho", al techo lo cubrían de ramas. Las paredes laterales de tierra apisonada, cubriendo la entrada con puertas de cañas o tientos. Sus  vestidos eran largas camisetas hechas de lana de vicuña o llama; en verano usaban una especie de delantal de cuero curtido atado a la cintura.

     Los comechingones habitaban en cuevas o recintos semisubterráneos, en los aleros de los peñascos o en cavernas naturales de las serranías. Su vestimenta era similar a la de los sanavirones; se adornaban con
plumas sobre sus cabezas; usaban brazaletes de metal como el cobre. Estaban organizados en "provincias", siendo la base de la organización el "ayllu", vocablo quechua que significa familia, tribu, casta. Existían provincias pequeñas delimitadas por pircas. Cultivaban el maíz, quinoas y zapallo que le servían de alimento, lo mismo que la algarroba, el chañar y el mistol.

     Los sanavirones y los comechingones tenían sus propios idiomas. Se difundió, especialmente, la lengua quechua.

     Adoraban el sol, la tierra y la luna; los dos primeros le producían lo necesario para el sustento; y la luna era propicia para librar de noche las batallas.

Pintura rupestre en el Cerro
Colorado, provincia de
Córdoba.
     Con respecto al arte pictórico, en el Cerro Colorado existe una de las expresiones artísticas más notables en lo que a pintura rupestre se refiere. Se cree que los sanavirones, de quienes proviene el nombre como "nombradores", fueron los habitantes del Cerro Colorado que dejaron el acervo cultural e histórico más importante de América del Sur, pintado en las piedras.

     Se destacan, entre las edificaciones, los establecimientos rurales de Jesús María, Santa Catalina, Alta Gracia, La Candelaria y Caroya, junto con la Iglesia de la Compañía, el Rectorado de la Universidad y el Colegio Monserrat.



Imagen perteneciente a argentinaviajera.com.ar


Mary Pieroni
E-mail: marypieroni@hotmail.com




lunes, 5 de diciembre de 2011

Homenaje al Dr. Rozzi

Hay personas que fueron importantes en nuestras vidas, que desde su imperfección humana signaron nuestra existencia porque fueron maestros y con ellas aprendimos.


     El doctor Rodolfo Rozzi fue, para mí, uno de esos seres. Como un recuerdo a su memoria investigué acerca de su vida y es mi deseo compartirlo para que su presencia persista.

Dr. Rodolfo Oscar Rozzi
     He aquí mi modesto trabajo.

“Corría el año 1944, por allá por el mes de octubre, a fines, cuando al llegar un sábado por la mañana a la Asistencia Pública de La Plata, alrededor de las 8 de la mañana, el telefonista que hacía a la vez de portero, me dio un mensaje, camino al vestuario donde nos cambiábamos, poniéndonos la ropa de fajina, zapatos viejos, pero cómodos (no nos íbamos a descalzar en 24 horas), unos pantalones blancos de brin, frescos, una pechera también blanca y, por supuesto, delantal blanco. El mensaje era que el director, Dr. Mallo quería verme. Terminé de cambiarme y subí porque el despacho del director estaba en el segundo piso.


     Llamé suavemente y oí el correspondiente: Pase; me encontré frente al jefe, quien, previo un carraspeo suave me dijo: Usted sabe, doctor, que el Dr. Zerillo, intendente de La Plata, ha decidido que todos los empleados públicos de su intendencia deben afiliarse al partido político que el Coronel Perón está organizando en el país. Pasando por alto que Zerillo no era doctor, le contesté respetuosamente, pero con cierto aire de suficiencia: Mire, doctor, los practicantes de esta casa, enterados por rumores de que algo así podría ocurrir, se reunieron y decidieron por unanimidad, no transigir y pusieron a disposición de la Comisión que dirigía la Asamblea, sus renuncias.


     Sí -me dijo el doctor Mallo- estoy enterado, pero como esta es una decisión que viene de la Intendencia, no puedo dejar de cumplirla. Por otra parte, todos sus compañeros -y diciendo ésto se inclinó hacia un costado del escritorio, abrió un cajón y sacó un voluminoso legajo que puso sobre el escritorio– aquí están todas las afiliaciones del personal de la casa, incluyendo a los practicantes; sólo falta la suya; puede verlo si quiere.


     Decir lo que sentí, es imposible. Debí ponerme colorado porque una sensación de fuego me inundó, sobre todo, la cabeza. Me quedé como mareado. Debí estar unos segundos así. Y sin decir palabra, dí media vuelta y me fui. Volví al dormitorio, me descambié y regresé a mi casa. Jamás volví a pisar la Asistencia Pública; ni siquiera a cobrar.


     Una mañana, diez o doce días después, mientras estaba trabajando en mi tesis, un hombre, ya mayor, llamó a mi casa y al atenderlo se suscitó el siguiente diálogo: ¿Es usted el Dr. Rozzi que dejó la Asistencia Pública hace unos días? Sí, señor. Bueno, yo soy Juan Areta y tengo dos hijos médicos instalados en el interior, uno en Córdoba y el otro en Corrientes. Ambos tienen pequeños sanatorios que atienden personalmente. El que está en Córdoba necesita un reemplazante porque va a viajar a Corrientes y yo venía a ofrecerle el cargo a usted que está disponible. El lugar es la localidad de Morteros en la provincia de Córdoba, al norte de San Francisco. Es una población de unos diez mil habitantes, muy linda y agradable.


     ¿Cómo iba a sospechar yo, que ese viejo me estaba abriendo y mostrando el futuro?


     Por supuesto que le dije que sí. Me dio los datos e indicaciones del caso, así como la ruta a seguir y quedamos convenidos que la semana entrante viajaría.

     Y así fue Rodolfo Oscar Rozzi”.

(Material proporcionado por un familiar del doctor Rozzi)

Algo de su biografía
Rodolfo Oscar Rozzi nació en  la ciudad de La Plata, el 14 de enero de 1919, hijo de Pedro Rozzi y de  María García.
En 1939 ingresó a la Facultad de Medicina de La Plata; gozó de exención de derechos arancelarios por notas sobresalientes.
En 1942 fue director principal de la Cátedra de Anatomía Descriptiva, por concurso.
En 1944 obtuvo su título de Doctor en Medicina a los 26 años de edad.

Currículo personal
1939: Ingresó a la Facultad de Medicina de La Plata.
1940: Logró la exención de derechos arancelarios por notas sobresalientes.
1942: Lo nombraron director principal de la cátedra de anatomía descriptiva (por concurso), Profesor Dr. Rómulo Lambre.
1943: Colaborador (firman el trabajo) del relato del Profesor Lambre, al congreso de anatomía de Córdoba titulado: Lóbulo de la vena ácigos.
1943: Practicante ad-honorem de la sala 3ª del Policlínico de La Plata. Jefe: Profesor Luid F. Cieza Rodríguez.
1944: Practicante por concurso de la Asistencia Pública de La Plata.
1944: Médico.
1945: Doctor en medicina. Tesis “Articulación de la rodilla. Consideraciones sobre la ontogenia, filogenia y fisiología”.
1946: Ingresó como agregado al Hospital de Morteros, provincia de Córdoba.
1947: Médico del Dispensario de Morteros.
1955: Médico jefe del servicio de cirugía del Hospital de Morteros (resolución con aprobación ministerial) del director Dr. A. Sandler.
1962: Cirujano por concurso del Hospital de Morteros.
Cursos de cirugía en el "Rawson", Hospital Alvear, Hospital Córdoba, Hospital Privado y otros. Concurrencia  a congresos y jornadas. Miembro de la Sociedad de Radiología y Medicina Nuclear de la Provincia de Córdoba.

Antecedente gremiales
1947: Miembro fundador y primer secretario del Círculo Médico de Morteros.
1948: Delegado por la Confederación Médica Argentina a la primera paritaria que hizo el gremio con la compañía de seguros.
1949: Delegado por el Círculo Médico de Morteros para la fundación de la Federación Médica de Córdoba.
1952 -1969: Presidente del Círculo Médico de Morteros.
Varias veces delegado a la federación, a la confederación, a jornadas gremiales y otros.
1997: Integrante de la Junta Municipal del Patrimonio Cultural de la Ciudad de Morteros, creada por decreto 225/97.

Educación
"Doctor Rodolfo Oscar Rozzi: Una institución dentro de otra institución" (Fragmento extraído del libro Una Senda Educativa).

“Toda una trayectoria de vida; médico de profesión, apasionado luchador por la educación, especialmente en el nivel medio. Se unió a aquellos hombres probos que a la vanguardia del crecimiento de Morteros, fundaron una escuela para adolescentes que les permitiera abrir nuevos horizontes.
Fue parte de los cimientos, los pilares, la estructura y la energía del Colegio Nacional Mixto Morteros y Sección Comercial Anexa -IPEM N° 286- ex Instituto Domingo Faustino Sarmiento.
De baja estatura, caminar lento y seguro, transitó las aulas de aquel viejo edificio ubicado en calle Marconi, siendo muy joven. Comenzó a trabajar como docente dictando cátedras de Geografía. Asumió la responsabilidad de conducir los destinos del establecimiento en el año 1952 por la renuncia del rector, Dr. Elvio Bertorello, y lo hizo durante más de cuarenta años, ejerciendo, además de su profesión como médico, los dos cargos: docente y rector al mismo tiempo”.


(Sugiero completar la lectura si se dispone del libro arriba mencionado)

Apareció en mi vida
“Yo tenía 5 o 6 años...Varicela, sarampión... una de esas comunes enfermedades me daba algunas ventajas, por ejemplo, disponer de la cama de mis padres, ser el centro de atención y otros privilegios.

     Un movimiento extraño y la aparición del doctor Areta, el médico de la familia, que esta vez venía acompañado por un joven que no conocía. Después me enteré que era quien lo reemplazaría. La aparición y la novedad no fueron de mi agrado. El tiempo no me daría la razón.”

Mi adiós al doctor
El 2 de febrero de 2005 fui a decirle mi adiós. Entre sollozos le expresé:

"Doctor Rozzi:
     Ayer al mediodía fui a despedirlo. Lloré ante el cajón que contiene su cuerpo. Por primera vez  estuvimos en silencio. Mi querido maestro y doctor estaba mudo;  creo que en esta oportunidad escuchando al Dueño y Hacedor de cuerpos y almas. ¿Quién me hablará de Borges, intentará iluminarme con el descubrimiento de escritores que sólo usted y algunos pocos (creo en mi ignorancia) encontraron y no por casualidad sino por avidez?


     Por esas cosas raras que tiene la vida, hay un recuerdo de mi niñez que hoy rescaté: tendría cinco o seis años cuando por una enfermedad de esas infantiles, llegó a mi casa como médico; y ahí se quedó. Mi padre, que lo admiró mucho, mi madre, que le confió su vida, la de mi hermana y la mía, aprendimos a amarlo y a confiar en sus diagnósticos precisos, productos de su experiencia y sabiduría. De ahí en más no nos abandonamos mutuamente.


     Fue nuestro médico de cabecera, generoso, que siguió visitando nuestro hogar tantas veces como hizo falta.


     Fue mi profesor en primer año, el rector de mi colegio, el impulsor de mis lecturas. No pude evitar que sus ideas influyeran en mí


     Quedan los diálogos personales, las charlas por radio y televisión, su recuerdo querido y un retrato que alguien dibujó y debajo de él, con su escritura, esta frase: “No conozco el secreto del éxito, pero sí el del fracaso de intentar complacer a todos”. Voltaire ( y yo).


     Hasta siempre, querido doctor. Que Dios lo reciba en su seno."

Esto es apenas un resumen dedicado al recuerdo de una persona, para mí, importante e influyente en el medio. Creo, sinceramente, que es merecedor de una evocación. Con ese objetivo lo hago.



Mary Pieroni
E-mail: marypieroni@hotmail.com